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Lunes 20/01/2014

YOLANDA LAHOZ

Después de tantos derechos que nos han quitado, ahora nos salen con la nueva ley del aborto. Resulta, que se les ha ocurrido la magnífica idea de que una mujer o una pareja no puedan decidir el futuro de su “bebé”.

 

¿Qué quiere decir esto? Pues bien, ahora, si se detecta en alguna de las pruebas que se realizan durante el embarazo que tu hijo tiene alguna malformación o algún síndrome que le va a afectar en todos los aspectos de su vida, te jodes, y sigues adelante. Que sí, que es verdad que todo el mundo tiene derecho a vivir, pero, ¿quién se va a encargar de ese “niño”/persona adulta cuando haya crecido y sus padres hayan muerto? ¿El ESTADO? Jajaja. Dejadme que me ría, aunque no es para nada un asunto de risa.

 

Ahora, resulta que no vamos a poder decidir sobre nosotros mismos. En este caso, la mujer tendrá menos derechos que el bebé, que aún no es considerado como personalidad jurídica según el artículo 30 del Código Civil.

 

Es un atentado contra la salud y los derechos de la mujer. Todo eso que se había conseguido en una larga lucha durante años se ve reducido ahora a un trozo de papel que dice que sobre su vientre decidirá el Estado y los médicos en caso de que peligre mucho la salud de la madre.

 

¿Qué está pasando, señores? Nos quitan la educación, la sanidad, el derecho a una vivienda digna y ahora también el derecho a tomar decisiones. Nos pisotean, nos roban y seguimos sin hacer nada.

 

Personalmente, considero que esto es una barbaridad. La cantidad de problemas que surgirán y la cantidad de mujeres que probablemente mueran a partir de ahora por practicarse abortos ilegales y en malas condiciones va a ser exagerado.

 

Y ESTO, ESTO SEÑORES ES LO QUE ESTÁ PASANDO EN ESPAÑA EN PLENO SIGLO XXI.

En vez de ir hacia adelante, vamos hacia atrás.

 

Martes 21/01/2014

LUCIA HERRERO

Según la Real Academia Española (RAE) abortar es interrumpir, de forma natural o provocada, el desarrollo del feto durante el embarazo y feto es el embrión de los mamíferos placentarios y marsupiales, desde que se implanta en el útero hasta el momento del parto.

 

El Gobierno español quiere cambiar la ley del aborto; hacer una nueva reforma, siendo ésta más restrictiva y provocando así el revuelo de gran parte de la sociedad. Pero no de toda, ya que un porcentaje, no sabemos si pequeño o grande, está de acuerdo con esta nueva ley; incluso pensando que sigue siendo abierta, considerando que se prohibiera el aborto totalmente.

 

La nueva ley impulsada por el ministro de Justicia Alberto Ruiz-Gallardón especifica que el aborto estará penado por la ley, excepto por dos causas: la violación o en caso de que existiera un peligro para la madre.

 

Pero ¿quiénes somos nosotros para elegir por otra persona? Actualmente, creo, y digo creo porque no estoy segura al cien por cien, que yo no podría abortar. No estoy a favor de ello, de hacerlo yo - y digo yo, porque sólo elijo lo que yo quiero, no lo que quieren los demás-. Pero es cierto que hay causas de fuerza mayor, y que hasta que no estás en el lugar, en esa situación, no sabes cómo actuarías, como por ejemplo en caso de una violación (una de las causas por la que va a estar permitido el aborto en la nueva reforma), que hace que esa madre no quiera vivir con un recuerdo tan asquerosamente malo. Pero claro, otras personas piensan: ¿Qué culpa tiene ese niño? Que le dejen vivir, y que le den en adopción, pero, realmente ¿cómo podría vivir una mujer violada, tras 9 meses de embarazo dejando al niño con otra familia? Yo no puedo ni imaginar cómo se podría sentir esa mujer; sería imposible de superar; y si no imposible, muy difícil. Y aunque la nueva ley lo permita, hay muchas personas que por esta causa tampoco quieren que se tenga el derecho a interrumpir el embarazo.

 

Como bien me dijo hace poco una persona muy cercana a mí, supuestamente un hijo es la unión de amor de dos personas, entonces ¿por qué quieren permitir que nazca un hijo no querido y hecho sin amor?

 

Por otra parte, está la discapacidad. Una persona con alguna discapacidad tiene derecho a vivir, se lo podemos preguntar a ellos mismos. ¿Qué hubiera pasado si sus padres hubieran sabido que tenía una diferencia respecto a los demás, principalmente porque ninguna de las personas somos iguales entre sí, y hubieran decidido abortar por ello? Se lo podríamos preguntar a ellos mismos o a sus padres. Quizá nos ayudaran a comprender un poco más las cosas, ya que muchas veces las personas piensan que una discapacidad es lo peor que le puede pasar a alguien, y que no se puede vivir con ella, pero podemos ver ejemplos claros de personas con discapacidad que trabajan, estudian y que forman parte de la sociedad. Es verdad que hay discapacidades extremas y que por el bien del hijo, y no de la madre, que va a sufrir y que no va a tener una vida plena, sería una mejor opción que se tomaran decisiones antes del nacimiento. No lo sé.

 

Hay muchas más causas por las que las mujeres abortan o quieren abortar. Puede que yo no esté de acuerdo, que no lo conciba en mi pensamiento, pero respeto las decisiones que todo el mundo toma.

 

Todas las personas tenemos derecho a decidir, e igual que yo tengo derecho a elegir y decidir que no quiero abortar, ¿por qué otra persona no va a poder decidir lo contrario? Es su vida, y somos libres y dueños de nosotros mismos y de nuestro cuerpo, por lo tanto ¿quién es el Gobierno para prohibirlo? Además, el aborto seguirá existiendo. En España podrá ser ilegal, sí, pero en otros países no. Ya vivimos una vez en la época donde no estaba permitido abortar, y sabemos a ciencia cierta lo que ocurría, ¿por qué volver al pasado? ¿No deberíamos aprender de él?

 

Es un tema complicado de opinar, ya que si no estás en el lugar, si no lo has vivido, por mucho que puedas empatizar, no sabes cómo actuarías ni qué decisión tomarías. Por lo tanto, me parece increíble que los políticos decidan por personas que ni conocen ni pretenden conocer. Deberíamos ser libres para poder elegir. 

Miércoles 22/01/2014

FRAN HURTADO

Al PP se le está yendo de las manos.

Después de todo lo que han luchado nuestros padres, abuelos y bisabuelos cuesta creer que, en pleno siglo XXI, se nos vuelvan a poner palos en las ruedas. Un gobierno debe trabajar para solventar los problemas del presente, establecer planes de futuro y, si fuera necesario, corregir los errores del pasado. Un gobierno debe trabajar por y para el pueblo, basando sus acciones en la dignidad, la igualdad y la libertad de todos los ciudadanos… O al menos debiere ser así en democracia.

 

 

No obstante, no significa que sus medidas deban ser más blandas, pero sí más lógicas.

En un país libre, digno, igualitario… en definitiva, democrático, no debemos imponer según qué en la vida de las personas.

 

Tener un hijo es una responsabilidad muy grande, enorme y, aunque para revolcarnos seamos ágiles (unos más que otros), no todos estamos preparados para sacarlo adelante. Ya sea por un nivel bajo de ingresos, por falta de trabajo, por inmadurez, por inestabilidad personal o por un sinfín de motivos distintos en cada uno de nosotros. Por eso mismo, sólo nosotros debemos decidir si continuar o no.

 

 

Tal y como recoge la definición de la RAE, “abortar” significa “interrumpir”… Así pues, frenar, parar o entorpecer. Como queramos llamarle, pero debemos poder ejercitarlo ya que se trata de un proceso del cual somos responsables y nosotros debemos decidir qué hacer y, sea o no la decisión correcta, el resto debe respetarla. Si más no, cada uno vive la vida a su manera.

 

 

Volviendo al arkhé de las decisiones políticas, la lógica y, por poner un ejemplo; si en un periodo tan austero como el que estamos viviendo, en el que los tijeretazos son el pan de cada día (especialmente en sanidad y educación), una mujer se queda embarazada y resulta que el feto no viene bien (malformación, enfermedad, etc.), ¿qué debe hacer esa persona? ¿Le van a obligar a tenerlo aún sabiendo que las ayudas para personas con necesidades o discapacidad están disminuyendo? Es inviable. Es ilógico.

Es por eso que cada mujer, cada hombre o cada pareja, debe poder decidir sobre su vida. Forma parte de la libertad, de la democracia.

 

 

Por otro lado, entra en juego la religión. Yo soy creyente, pero no gilipollas. Nací en un país con una fuerte raíz católica, celebro las costumbres católicas y me mueve la fe, pero me rige la ciencia. Es decir, tengo esperanza pero soy realista. No tiene nada que ver ser creyente con estar en contra del aborto, porque como he dicho antes, éste depende de las circunstancias en las que se encuentra cada uno.

 

Así pues, confío en la libertad. Confío en la libertad sexual y en la de decisión, al mismo tiempo que confío en la responsabilidad de las personas y, frente al placer de refocilarse, espero que sean conscientes de lo que ello les puede acarrear. Porque el aborto es un recurso, una libertad que nos costó mucho conseguirla y no podemos jugar con ello.

Si el aborto posee un alto índice entre los jóvenes, indirectamente no es su culpa sino del sistema educativo, donde la sexualidad ha sido considerada durante muchos años un tema tabú y hay que tener claro que las cosas cambian.

 

Finalmente, sólo pedir a los populares que se centren en el comer, en el trabajo, en la economía, que es lo que a la gente realmente le importa y lo que necesita España de norte a sur. Si quieren hacer reformas, que las hagan, pero que sean por un bien, porque las libertades no se tocan.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Jueves 23/01/2014

ANNA BAÑON

Los gritos se hacían cada vez más claros a medida que caminaban. Libo quedó atrás y contempló atónito la escena mientras sus padres y su pequeña hermana avanzaban. Al otro lado de la calle un extraño hombre voceaba acaloradamente. Se le veía malhumorado y lanzaba maldiciones mientras agitaba un cartel. El niño llegó a escuchar tan solo algunas palabras. Algunas de ellas no sabía lo que querían decir pero, lo que menos entendía, era qué hacía un hombre allí en medio gritando a la pared.

 

 

No sé si existe alguna palabra para definir lo cabreada e indignada que estoy en estos momentos con nuestros gobernantes, “ellos”. Sí, los llamaré “ellos” porque claramente no forman parte de esta enorme comunidad que llamaría nosotros: Los que sufrimos, trabajamos, padecemos las peores consecuencias de la crisis, los que nos levantamos cada mañana preocupados por cuánto tiempo durará nuestro trabajo o el de nuestras familias, o los que ya nos levantamos sin nada que hacer, presos de la negatividad de un ahora crudo y un mañana desconocido. No sé si existe esa palabra que muestre ese cabreo colectivo, ese fuego que me infla las venas cada vez que leo o veo una nueva noticia.

 

El notición que nos ocupa ahora es la nueva ley sobre el aborto, la bautizada “Ley de Protección de la vida del concebido y de derechos de la embarazada”, de la que se ha hablado mucho últimamente y que ha sido causa de bastante polémica tanto en las calles como entre los propios políticos. Podría hablar de multitud de temas que no comparto de esta nueva ley, pero hay una cuestión central que creo que hay que reflexionar, ya que esconde unos matices ideológicos que veo más que preocupantes.

 

Situémonos: En este preciso momento y tras una evolución de la idea que tenemos sobre el aborto, en España el sistema que se seguía y que apoyaban las últimas leyes aprobadas era un sistema de Plazos. Este sistema limitaba el aborto según ciertas etapas del embarazo, es decir, hasta la semana 12 no estaba penalizado, dado que se consideraba que el feto no estaba suficientemente formado. Con la nueva Ley del aborto ya no se contempla este sistema y los condicionantes se limitan a las circunstancias. Sólo se podrá abortar en dos casos: La violación y el riesgo físico o psicológico de la salud de la mujer; en este sistema se considera que la vida empieza en el momento de la concepción y que como tal debe ser protegida desde el principio. Es aquí donde radica mi reflexión, ya que según los conocimientos científicos, en este primer momento el embrión no es más que fluidos, un conjunto de células: sin sistema nervioso, sin órganos, los cuales se van formando a partir del segundo mes y no se empiezan a perfeccionar hasta el tercero. Así pues ¿en qué se basa el supuesto de que la vida humana empieza en la concepción, si este ente aún no siente, ni padece? Me temo que nos acercamos peligrosamente a leyes basadas en valores religiosos, como antaño, y que no concuerdan con una sociedad con voz propia, que además avanza y evoluciona hacia lo científico. Una sociedad además en crisis, con familias que no están preparadas para sustentarse y mucho menos para traer hijos al mundo, pero además, una sociedad que hace tiempo encontró unos derechos y libertades que ahora pierde. No queda mucho para que vuelva a llegar el día en que una familia tenga que reunirse y juntar el poco dinero que tenga para mandar a una niña demasiado joven a abortar a otros países claramente más avanzados.

 

¿Qué puede implicar, además, este cambio de ley? Implicaría más abortos ilegales en clínicas no autorizadas y en malas condiciones. También implicaría el nacimiento de niños no deseados, que o bien serán educados en pésimas condiciones de vida o los cuales posiblemente tengan que pasar por el sistema de acogida o adopción, que dicho sea de paso, deja mucho que desear.

 

Francamente, opino que nuestro problema ya no es meramente económico, sino que es un problema político e ideológico, aunque esto ya nos lo venimos oliendo desde hace tiempo. Un día nos sentamos en la mesa para comer, encendemos la caja tonta y nos viene un bombazo: ¡Tachan! ¡Nueva ley! De ésas que te enteras como de la prensa rosa, de repente Katy Perry se compromete, el Rey vuele a ser hospitalizado y te meten en un plato con patatas una nueva ley que trastoca todo, retrocede a lo mezquino y nadie, absolutamente nadie ha previsto, planeado, ni votado, más que “ellos”, sean quienes sean. Ése es mi mayor enfado: Su poder, su falsa democracia y nosotros, que nos lo comemos sin revelarnos demasiado, ya que no tenemos otra cosa en nuestro plato.

 

Libo se giró por última vez a mirar al extraño, que ya había acallado sus gritos, quizás cansado de que nadie respondiese. El hombre dejó el cartel en el suelo y al girar para marcharse se topó con una mujer. Tenía la mano extendida y a su lado un niño cogido a su falda raída. -¡A pedir a la beneficencia!- Gritó el extraño al mismo tiempo que empujaba de un golpe a la mujer.

Entonces Libo pudo leer lo que decían las letras rojas del cartel: “Por el derecho a la vida: No al aborto”

Viernes 24/01/2014

BORJA HEREDERO

Crecer constantemente pensando que el mundo que nos rodea es un precioso lugar donde ser libres para cumplir uno a uno nuestros sueños.

 

 

Con el paso del tiempo, la madurez y las experiencias nos demuestran que en la gran mayoría de casos, somos solo nosotroslos que seguimos pensando en ese pequeño paraíso donde las

personas tenemos una oportunidad.

 

 

Durante toda la semana hemos visualizado en pequeñas fracciones los sentimientos 

de los que en el fondo debemos decidir. 

Si la vida que podemos entregar es equivalente a lo que merece un nuevo ser.

 

 

No tengo que ir demasiado lejos para poder ver el resultado de mis pensamientos.

Solo tenemos que mirar los ojos de un niño para ser conscientes

que en su interiorreside nuestro objetivo.

No seamos egoístas, no seamos ingenuos al pensar que nosotros podemos con todo.

 

 

Me duele pensar en todos aquellos que son incapaces de ponerse en la piel de las personas que abandonaron sus propias vidas,  todos lo momentos de sufrimiento y dolor que se vieron

obligados a asumir por la simple decisión de algunos, que sin la mas mínima humanidad 

pensaron que eran capaces de sentirse más que nosotros mismos.

 

 

El egoísmo habitualmente es motivo de rechazo, pero yo me pregunto ¿Que pasa con mi persona? 

Me niego a ser el resultado de una orden impuesta sin sentido ni lógica.

Con total certeza, rechazo abiertamente la nueva Ley del aborto impuesta por este gobierno.

 

 

Nadie es dueño de la libertad de uno mismo, solo nosotros podemos pelear por nuestros intereses,

yo ya he empezado y tu ¿ha que estas esperando?

 

 

Frase del Director

 

 

" La vida es un milagro, no dejes que nadie te diga cuando sucede"

 

 


 

 

Sabado 25/01/2014

ABRAHAM HUNT

" Expresador" invitado.

 

 

 

Hace muy poco tiempo el Gobierno aprobó la nueva ley del aborto.

Una ley llena de complicaciones y restricciones hacia la madre que ha decidido tomar esa difícil decisión.

 

Yo en mi trabajo veo casi cada día adolescentes y adultos que compran el test de embarazo.

Lógicamente, las relaciones sexuales deben ser con precaución, pero todo puede ocurrir.

Para mí, la nueva ley aprobada me parece realmente dictatorial.

 

Primero, un embarazo no deseado ya te cambia la vida. Tomar la decisión de abortar desde fuera no parece tan difícil, pero es la madre quien decide. Quitarse una parte de su ser, su hijo.

El Gobierno ha decidido básicamente poner todo tipo de trabas legales para hacer casi imposible que puedas abortar si no es por un motivo realmente grave.

Yo considero que no poder mantener a un hijo o no poder darle la educación necesaria o el amor que se merece debería considerarse una causa grave.

Pero para ellos no. 

 

No creo que las clínicas estén siempre llenas ni que en este país se esté abusando del aborto.Se autorizó la venta de la pastilla del "día después" sin receta médica.

Así disminuyó enormemente el número de abortos.Creo que esta ley rebaja a la mujer a un nivel muy bajo.

Por esa regla de tres, al final nos obligarán a tener relaciones sexuales solo para procrear.

Creo que estas personas deberían hacer cargo de conciencia y pensar que las leyes deberían estar para ayudar a las personas, y no para perjudicarlas.

 

 

 


 

 

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