LaPutaVerdad
FRAN HURTADO
Turistólogo y Publicista, especializado en Marketing online por la Universidad de Barcelona.
Combina su trabajo como responsable de comunicación en Matinée Group, con su apasionante hobby de disc-jockey.
Soñador, ambicioso, extrovertido y familiar, ama las letras y el mundo de la radio donde quiere volver como antaño.
PATRIOTA ES
No es menos patriota aquel que se adapta a los nuevos tiempos; el que evoluciona.
No es menos patriota aquel que mira más allá; el que razona.
No es menos patriota aquel que defiende los derechos de los animales; el sensato.
Patriota es, aquel “que tiene amor por su patria y procura todo su bien”, o así mismo lo indica la fiel RAE.
En pleno Medievo, se citó por primera vez una sangrienta tradición en la que un bovino adulto macho, de piel gruesa, cabeza ancha y pelaje corto, se enfrenta provisto de sus dos cuernos como cual hombre al que Dios dio dos manos, a un grupo de salvajes, sádicos y perturbados, que arremeten contra él con afiladas lanzas.
Una desigualdad pertrechada entonces, que se convierte hoy en una ridícula diferencia de sabiduría entre ambas razas, más aún sabiendo el pundonor con el que goza el toro dentro de nuestras fronteras.
Un símbolo de nacionalismo expuesto en las arterias viales del país, con el que se vacila al mundo, presumiendo de arte y cultura.
A día de hoy, en pleno siglo XXI, el cambio es inexistente. Un bravo y robusto morlaco, corre aturdido hacia la muerte detrás de centenares de individuos, tras haber disfrutado encerrado sus últimas horas de actividad. Los airados sujetos (por llamarles de alguna manera), acarrean los mismos elementos que hace más de 500 años; punzantes alabardas, las cuales proyectan sin escrúpulos a ambos costados del astado hasta brindarle un cruel y popular deceso. Un desalmado asesinato al que osan llamarlo tradición. Una atroz infamia patriótica. Un histérico insulto al progreso. Una impaciente división social.
Un claro ejemplo del por qué se parte el territorio.
Pero lo más complicado no es convivir con este tipo de prácticas, sino la impasividad con la que actúan la gran mayoría de los miembros parlamentarios, la cual no es de extrañar, sabiendo la estimación que poseen por la libertad sexual y la igualdad clasicista. Da la impresión que pronunciarse ante tal barbarie puede significar una deshonra nacional, a la que muy pocos quieren hacer frente y, que sin embargo, engrandecen con su violento silencio.
Una comunidad demuestra su magnificencia con la capacidad de adaptación, madurez y desarrollo a cada era. Una genuina evolución generacional con la que potencia y estimula sus valores. Y en todo ello, aquí todavía nos falta tiempo.
Tordesillas y sus amparadores, deben asimilar, que el patriota es aquel que ama al toro sin sufrimiento, aquel que disfruta viéndolo correr en la vega luciendo pecho y cornamenta, aquel que admira el brillo de la luna en su lomo… Aquel que grita descanso eterno para Elegido.