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FRAN HURTADO

De madre catalana y padre andaluz, siempre he querido por igual a Cataluña y a España.

Siempre defendí un trato igualitario para todas las autonomías; motivando a las más desarrolladas y apoyando los recursos de las más humildes.

 

Actualmente, con un proceso político en el que el sentimiento independentista ha cobrado peso, no voy a decantarme por ninguna vertiente, manteniendo así la posición neutral que siempre quise... Porque sentirse catalán y español, no es incompatible. Sentir-se del Vallès i garriguenc, tampoc ho és.

Económicamente, no puedo valorar la viabilidad de la independencia, eso lo dejo en manos de los grandes profesionales financieros, los cuales cuentan con una amplia experiencia y formación que yo, ni puedo, ni debo entorpecer. No obstante, a nivel democrático, creo que ha llegado el momento de dar ejemplo al mundo, ha llegado el momento de demostrar la evolución política de España y, si Cataluña quiere emanciparse, que lo haga. Si Cataluña quiere tomar otro rumbo, que lo tome. Si Cataluña dice adiós, hay que despedirla. Lengua, cultura, tradición, gastronomía y personalidad, así lo reclaman, por más que duela en el resto del Estado.

 

Lo que más me duele, es que el auge del independentismo llegue en la delicada situación de crisis en la que nos encontramos inmersos. La estrategia separatista de Artur Mas, no deja de ser una cortina de humo para dejar de lado su paupérrima gestión al frente de las cortes catalanas, donde los recortes y la austeridad son su filosofía (tal y como hiciere en su día el expresidente J. L. Rodríguez Zapatero). Artur Mas debería centrarse en dar soluciones a nuestros problemas; luchar contra el paro juvenil, reactivar la economía en las cuatro provincias, reducir la tasa de paro, apoyar a las PYMES, lidiar con los bancos respecto a los desalojos o aclarar todos los temas de corrupción que se han destapado en su entorno, además de trabajar por un sinfín de necesidades que todos los catalanes reclamamos a gritos (educación o sanidad, por ejemplo).

 

Con todo esto, no quiero contradecir ni desmerecer el esfuerzo que ha hecho, está haciendo y hará el pueblo catalán por lograr su libertad. Una libertad ansiada profundamente, que lanzó un grito desgarrador a los cuatro vientos el pasado 11 de septiembre, cuando millones de catalanes salieron a sus calles para darse las manos y conectar de norte a sur su región. Simplemente por esto, Cataluña merece el respeto que nunca tuvo. Los más de 6.000.000 de catalanes merecen decidir qué hacer con su tierra, cómo dirigirla y hacia dónde llevarla y, si España quiere ser grande, debe entenderlo.

 

Lunes 13/01/2014

LUCIA HERRERO

Martes 14/01/2014

Cierro los ojos, me siento sola en mi salón en silencio e imagino que estoy con mis amigos en un café tranquilo, donde las personas que están sentadas en la mesa de al lado están hablando sobre Cataluña, y nos preguntamos entre nosotros sí sabemos algo sobre el tema de la independencia de Cataluña. Imagino lo que algunos de mis amigos opinan y piensan, y cuando es mi turno les comienzo a explicar:

 

Soy de las personas, que no entiende por qué una Comunidad Autónoma que pertenece a un país se quiere independizar, no entiendo que diferencias habría entre ser Español o no serlo.

 

Yo no he nacido en Cataluña, y tampoco he estado allí, pero vivo en un ciudad, donde no se habla de si eres español o no, si no que naces siéndolo, no te lo planteas, sabes que eres Español sin más, como un parisino sabe que es de Francia o un londinense de Reino Unido. Y si alguien tiene alguna de duda, da la vuelta a su DNI y sale de dudas. Por eso cuando oigo en las noticias que Cataluña se quiere independizar o que algunas de las personas que viven allí les molesta ser español, no lo entiendo. Llevan muchos años luchando por una independencia que no llega, ¿realmente les merece la pena luchar por ello? ¿Ganarían más de lo que perderían?

 

Actualmente el estado español aporta a todas las comunidades autónomas un capital, que también llega a Cataluña, también se benefician de pertenecer a la unión europea, y creo que si se independizaran, la vida de los catalanes cambiaría mucho, con prescindir de estos detalles. Además si lo consiguieran, si se independizara Cataluña es posible que algunas empresas se plantearan negociar con Cataluña, ya que pasaría de ser mercado interior a ser un mercado exterior. Sabemos que Cataluña tiene muchas empresas muy importantes y que venden tanto dentro del país como fuera ¿pero eso sería suficiente?

 

Por otra parte, no soy partidaria de que en las noticias se generalice, ya que he conocido catalanes independentistas, que lo viven y lo sienten así, que lo han mamado desde pequeños y no van a dejar de luchar por su Comunidad, por su independencia, pero a la vez he conocido catalanes que se sienten españoles, o por lo menos si no se sienten españoles no les molesta serlo. Por esta razón podría decir que por qué no preguntar al pueblo catalán cuál es su opinión, para saber cuál es la mayoría o cual la minoría. El gobierno dice que es anticonstitucional, pero realmente solo sería la opinión del pueblo catalán, no quiere decir que se vayan a independizar si sale la mayoría si, si no que nos ayudaría a comprender un poco más lo que piensan todos, porque si no vives en Cataluña la información es escasa, y solo con los hechos, el resto de los ciudadanos españoles sabríamos lo que opinan y piensan en realidad.

 

Al leer esta opinión has entrado en ese café, donde estoy con mis amigos, por lo tanto, como miembro de esa conversación, siéntate tranquilo en tu salón cierra los ojos y comparte con nosotros tu opinión.

IRAIDE OLALDE

Miércoles 15/01/2014

 

 

El tira y afloja que están representando, y permítanme la expresión, patéticamente, Mariano Rajoy y Artur Mas, me traslada directamente al patio del colegio de mi infancia. Aquel lugar, a veces inhóspito, donde la ley del más fuerte era la que prevalecía. Unos pocos metros cuadrados donde el que cedía el último, ganaba. Donde el razonamiento lógico y el diálogo, por supuesto, no tenían cabida.

 

 

Artur Mas, con una Esquerra Republicana imparable desde el principio, se encuentra en una situación complicada. Con las dos preguntas de la consulta soberanista sobre la mesa, que no sobre papel, Mas intenta ahora internacionalizar la consulta pidiendo por carta el apoyo de diversos líderes europeos. Por su parte, el Ejecutivo está completamente seguro de que Mas tiene todas las de perder, por mucha campaña y propaganda que realice. No obstante, para no quedarse atrás, el Gobierno mueve ficha con un José Manuel García-Margallo a pie de guerra en esta batalla internacional: España también ha enviado gruesos documentos a todos los embajadores para mantener a sus aliados informados de la situación en Cataluña.

 

 

Sin embargo, Mas no desiste. Pero de momento, y hasta nuevo aviso, no hay consulta oficial. Pero claro, eso no significa que Rajoy no esté ojo avizor. Y es que, en cuanto la consulta se traslade a papel y sea una realidad, Rajoy sacará su as de la manga y recurrirá al Tribunal Constitucional. Y es que, la Constitución lo avala.

 

 

Mientras uno no piensa parar, y agotará hasta la última baza disponible, el otro, aún más en sus trece, no piensa ceder. Si uno hace propaganda, el otro la hará más alto. Si uno alza la voz, el otro intentará callarla. Y así sucesivamente en un juego de gatos y ratones donde se atisba un final, para alguno, devastador.

 

 

Independientemente de los intereses, ambiciones y convicciones que pueda haber tras las decisiones que toman uno y otro, me gustaría enfocar la cámara de esta gran película sobre los otros. Me refiero a aquellos que ocupan su lugar fuera de los Parlamentos y Congresos. Los que siguen la jugada desde fuera. A todas aquellas personas que ocupan un pequeño lugar en su preciada Cataluña.

 

 

A esos ciudadanos catalanes que son los encargados de decidir de dónde son, de dónde vienen y hacia dónde quieren llegar. Sin imposiciones. Sin trampas. Ellos son los protagonistas, al fin y al cabo.

 

 

Nos encontramos ante un posible referéndum que, como todo en la vida, tendría un final amargo para unos y feliz para otros. Un referéndum que serviría como altavoz de todas esas personas que por supuesto, también tienen algo que decir en este conflicto. Y si el pueblo quiere hablar, alto y claro, algo están haciendo muy mal nuestros políticos si anteponen una constitución a la voz estrepitosa de la ciudadanía.

 

Algo están haciendo muy mal si hacen oídos sordos a esa gran cadena humana que el 11 de septiembre ocupó portadas. Si en vez de escuchar y entender la voz de quien verdaderamente importa, se dedican a mandar cartas a Merkel y semejantes, que desde luego, no van a mover un dedo.

 

 

Al fin y al cabo, lo que verdaderamente hace falta es silenciar la voz de Mas y Rajoy y amplificar la de los ciudadanos. La de los verdaderos protagonistas. ¿Qué quieren ellos? Estamos hablando, sobre todo, del derecho a votar. Del derecho a decidir. Que, por lo menos, y aunque parezca mentira, todavía es gratis.

 

 

 

 

 

AXEL FERNANDEZ

Jueves 16/01/2014

 

 

Pocos días atrás, tuve una larga y tensa conversación con un familiar maño y unos amigos suyos sobre el movimiento “nazionalista” catalán, también nombrado “el capricho del Mas”.

 

De lo primero que me di cuenta es de la facilidad que tenían para la descalificación, pero dejando este hecho de lado, lo que se me hizo más difícil fue exponer los motivos reales por los que Cataluña desea la independencia de España, ya que si les mostraba cifras decían que eran inventadas, si les hablaba de sentimiento decían que había sido inculcado por Mas, reproduciendo los hechos que hizo Hitler en Alemania para ganar unas elecciones. No encuentro la manera de hacerles entender que el único partido político con representación parlamentaria que ha defendido la independencia de Cataluña antes de la manifestación de 2012 ha sido ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) y que el señor Artur Mas, al ver que una inmensa parte del pueblo que gobierna y al que representa salió a la calle a reclamar la independencia de Cataluña, puso su cargo a disposición del pueblo, saliendo de esas elecciones más de dos terceras partes del electorado a favor de la independencia, recogido por los partidos que la apoyaban. Desde los medios de comunicación españoles, tan solo escucho que Mas se dio un trompazo en esas elecciones, esperando sacar 70 donde sacaron 40, pero su motivo, el de hacer hablar al pueblo catalán, se hizo latente, y este desea la autodeterminación, harto de no ser oído por su gobierno central en la proclama de la igualdad.

 

Cataluña no depende de España, sino que es España quien depende de Cataluña. Así se expresan las cifras del Reino Español (el término Estado Español desapareció junto con la dictadura franquista aunque esta sea la manera más común de denominar al país). Estas cifras cantan por sí mismas, siempre que se quieran leer y comprender:

  • Los catalanes reciben el 5% de las becas del Reino, Madrid el 58.

  • El Ministerio de Cultura invierte en cada catalán 5 € anuales y por cada español 47.

  • 1 de cada 3 años, el Ministerio de Fomento no invierte NADA en Cataluña.

  • Cada año España “recoge” de Cataluña sin ser retornados de ninguna manera 20.000.000.000 € que representa el 11% del PIB, siendo de esta manera la región del mundo que sufre mayor déficit por parte de su gobierno. Ni siquiera las pocas colonias restantes.

  • De cada 12,7 millones que se invierte en el aeropuerto del Prat, Barajas recibe 300, siendo equivalente su importancia y número de pasajeros anuales.

  • Entre 1985 y 2005, en Cataluña se han construido 20km de autovías y en Madrid 900.

  • El 40% de los trenes de Catalunya fueron fabricados en la década de los 70, siendo, lógicamente obsoletos. En Madrid el 4%.

  • Cataluña aporta el 22% del PIB y recibe el 11% en todo tipo de inversiones.

  • Para la construcción del AVE, por cada Andaluz se invirtieron 1.198 €, 894 € por madrileño, 574 por aragonés, 407 por castellano-manchego y 316 por catalán.

  •  

Dejo las cifras, pues al fin y al cabo son solo eso. Cifras.

 

Hay varios puntos de mi punto de vista que deseo dejar claros. Mucha gente tilda de egoístas a los catalanes porque no queremos compartir nuestra riqueza, pero yo lo veo desde otro lugar. Cataluña lleva siendo gran parte del motor de España demasiado tiempo. Tiempo atrás me pusieron un ejemplo que voy a resumir “Si unos padres (España) tienen unos hijos (Comunidades Autónomas) algunos de los cuales tienen ciertas dificultades para subsistir por su falta de preparación, por su problema de movilidad, o cualquiera que sea, los padres cogerán parte de lo que ganen los más ricos para ayudar así a los más pobres”.
Estoy totalmente de acuerdo en esta afirmación, pero claro, la vida no acaba en la infancia, porque llega un momento en que los ricos se dan cuenta de que los menos suertudos se han acomodado a vivir de las ayudas de sus queridos hermanos, en lugar de invertir ese dinero en crear una empresa, en formarse para poder ser autosuficientes, etc. Los más agraciados económicamente tratan de conversar con sus padres para que busquen una manera de poder autoabastecerse, o por lo menos, no quedarse con menos dinero que el resto de sus hermanos. En estas, un hermano adinerado agarra y decide quemar la cocina como protesta al trato de usura al que lo someten sus padres. Es castigado. Poco después, este mismo, envenena al perro guardián y despelleja al gato. Los padres se sientan a hablar con él y deciden que tendrá unas condiciones extraordinarias a la hora de ayudar a sus hermanos. Nadie en la familia comprende nada, pero lo demás sigue igual. Viendo que pasan los años y que al violento hermano las cosas le van realmente bien, decide volver a intentar negociar con sus padres un acuerdo similar al que tuvieron con el violento. Los padres siguen cerrados en banda. Finalmente, el hermano rico y olvidado decide que ya ha estado suficiente tiempo en casa de sus padres manteniendo a unos hermanos por los que sus padres no se preocuparon cuando debían, y que ha llegado el momento de comprarse una casita en las afueras y formar una familia.

 

Creo que si Cataluña dejara de formar parte de España, los españoles se darían cuenta de la cantidad de gastos inútiles que tienen; Corona, Senado, miles de funcionarios que al no poder ser despedidos siguen chupando del bote, funcionarios amigos/familiares de, que cobran sueldos desorbitados por estar una vez cada 1 días en una reunión, dietas de casi 1.900 al mes para alojamiento y comida cuando el salario mínimo interprofesional es de menos de 900, duplicidades en plazas públicas, inversiones multimillonarias en aeropuertos inútiles, carreteras nuevas y modernas por las que no circula nadie…

 

Esto puede ser tan bueno para Cataluña como para España si sabemos hacerlo. Y al fin y al cabo, tan solo queremos ejercer el derecho a voto, que es en lo que se basa una democracia. 

 

BORJA HEREDERO

Viernes 17/01/2014

 

En una lucha constante se encuentra el pueblo catalán desde hace siglos.

Su objetivo ser escuchados, su respuesta, parecer olvidados...

 

 

Durante esta semana hemos sido testigos de las diversas opiniones que despiertan las ansias de libertad del considerado pueblo oprimido. En momentos donde las penurias y sufrimientos económicos se hacen patentes en nuestras pieles, es ahora cuando Cataluña saca su garra e intenta asestar por enésima vez su golpe decisivo.

 

 

Dos frentes en permanente colisión han consentido ver cómo personas que pisan el mismo suelo lleguen a ser capaces de odiarse por el mero hecho de mantener su estatus político.

Por encima de todo esto está el beneficio de los ciudadanos, no el de las personas que en algún momento parecen ser nuestros defensores pero que en realidad y a su vez solo piensan egoístamente en ellos mismos.

 

 

El destino de cada persona debe ser por mucho que cueste, de uno mismo.

La libertad es un derecho y con entendimiento y buenas palabras evitaríamos muchos resentimientos que ya hoy por hoy existen entre nosotros.

 

 

En resumidas cuentas esta semana y gracias a nuestros “Expresadores” hemos podido ver que la geografía puede ser razón para posicionarse pero no siempre es así.

Esta vez y con cuatro opiniones muy diversas, puedo decir que seamos de donde seamos toda persona es capaz de entender que la libertad no se puede privar a nadie.

 

 

Quiero recalcar que soy partidario de la opción de co-existir sin dividir,

de mantener sin eliminar, de vivir y dejar vivir.

 

 

Frase del Director:

 

 

“ La libertad absoluta tiende a ser una utopía, todo y con eso, luchemos por ella “

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