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Lunes 3/03/2014

ALBERT FONTSERÉ

Desesperación; todo se basa en la desesperación y en la impotencia de no poder hacer nada para tener una vida digna, un simple plato de comida, una simple cama donde dormir.

 

Últimamente en las fronteras de Melilla y Ceuta se han vivido situaciones trágicas. Muchísimas personas han intentado acceder a España por esta vía. Demasiada gente piensa que esa gente que intenta acceder de manera ilegal por la frontera de Melilla, debería ser castigada y devuelta a su país, pero la situación de esas personas es realmente difícil. Mi reflexión es bien clara: si en su país vivieran bien, ya no intentarían acceder a otro país jugándose la vida. Deben estar totalmente desesperados para intentarlo.

 

Probablemente, hace 15 años la gente sería mucho más crítica con este problema; ya no hablo de racismo porque ese es otro tema. Pero antes la gente no era tan permisiva y no daba pie a entender lo que les podía pasar a todas esas personas. Pero actualmente, la gente, a causa de la crisis, sí que se puede poner en su piel, porque muchísima gente en nuestro país está viviendo de una manera prácticamente inhumana y aunque no lo parezca, no nos separa tanto de ellos.

 

Aunque no se vea por la televisión, el intento de salto por parte de los inmigrantes de forma ilegal es continuo. Constantemente inmigrantes intentan saltar la valla para acceder a una vida mejor, solamente que se informa al pueblo los intentos más contundentes y los intentos más violentos.

 

No puedo pensar, ni tratar ninguna solución a este tema. Lo perfecto sería que ninguna persona tuviera que emigrar a otro país para buscarse la vida, ya que a la mayoría de las personas les gustaría ganarse la vida en su país y no tener que jugarse la vida para vivir.

 

 

 

Martes 4/03/2014

ADIAROZ SÁNCHEZ

Una valla, una valla llena de cuchillas, una valla de púas vigilada por la metralla día y noche, noche y día.

No para que no se escapen las bestias, sino para condenar a miles de personas a la más absoluta miseria.

 

Una valla les separa de sus sueños, de la esperanza, de la vida. No importa que sus jóvenes cuerpos sean desgarrados una y otra vez por el duro acero, ni que al cruzar les cojan y les devuelvan de nuevo a la

jaula del infierno. 

 

Con cada caída, con cada nuevo intento su alma se hace más fuerte, porque creen, porque confían, porque piensan que con cada asalto están más cerca de ser libres. ¡Libres! Una palabra con la que siempre sueñan,

una palabra que quieren sentir aunque sea a base de sangre y fuego. Porque prefieren morir luchando

por la vida que vivir muertos.

 

Saben que el otro lado no es un oasis, saben que se les desprecia, se les rechaza, se les humilla y se les acusa injustamente de nuestras múltiples desgracias, cuando son solamente otras víctimas más del insensible e interesado poder.

 

Fuimos los españoles los que levantamos esa valla, somos nosotros los que la mantenemos y permitimos que siga en pie. Porque es más fácil construir y controlar una alambrada que dialogar y trabajar para crear proyectos que permitan forjar futuros y no destruirlos.

 

Dar una orden desde un cómodo sillón es muy sencillo, cambiar de canal para no ver lo que está sucediendo cerca de nosotros también lo es. Lo difícil es salir a la calle y denunciar para que los culpables de tal aberración paguen y cambien.

 

Las cámaras lo ven todo, ven personas que luchan por su libertad y personas que a golpe de bolas de goma al grito de “¡cabrones!” se lo impiden. Solo el azar ha hecho que tú no seas uno de los que saltan o de los que mueren en el intento. Pero no olvides que tú también tienes un papel importante en este horrible, extenso y complicado juego.

 

Mientras lo asumes, mientras actúas, ellos seguirán arriesgándose para cruzar esa maldita valla. Ojalá algún día caiga, caiga como lo hicieron muchos otros muros. Ojalá pronto todos se den cuenta de que no se pueden poner vallas contra la dignidad humana y presumir a la vez de ser gente “honrada y civilizada”.

Miércoles 5/03/2014

ABRAHAM HUNT

 

Hoy quiero hablar sobre un tema difícil. Un tema que durante años ha creado enfrentamientos entre muchos. Un tema que es o blanco o negro.

La inmigración.

Los últimos acontecimientos vividos el pasado mes en Melilla han sido muy vergonzosos.

La inmigración no es algo bonito.

Hay gente que muere cada día buscando una vida mejor o digna.

Muchos inmigrantes pagan grandes cantidades de dinero por un billete para cruzar en una patera el estrecho.

No quiero decir que todos sean buenos porque no es así.

Muchos viven a costa de ayudas que en realidad nos pertenecen preferentemente.

Tienen ventajas fiscales y escolares.Cheques, comida etc...

Pero muchos mueren cada día por vivir dignamente. Que se vean grabaciones a nivel mundial de un grupo de "agentes" pegando tiros con pelotas de goma a gente que no pueden ni nadar.

Ver que se están ahogando y aun así siguen agrediendo a esas personas.

Es vergonzoso esconder algo así.

Todas las personas que buscan una vida mejor merecen una oportunidad.

Porque, amigos, nadie tiene la culpa de ser quien es y vivir donde vive.

 

Y la búsqueda de la felicidad no entiende de países ni de fronteras.

Espero que estas personas sean juzgadas.La inmigración más controlada por supuesto.

Pero sin violencia ni ausencia de socorro... 

 

 

 


 

 

Jueves 6/03/2014

AXEL FERNANDEZ

Joder, qué asco de trabajo, todo el día corriendo y aguantando al jefe por cuatro cochinos euros. Siempre igual, levantarse bien temprano, café con leche y magdalenas, coger el coche y aguantar la caravana hasta mi lugar de trabajo. Una vez allí, reunión matutina. Joder, cada día hay más cola en la máquina del café. Por fin tomo mi asiento en la sala de juntas café en mano. El jefe cada día se hace más pesado, a ver si acaba esto pronto… Acaba la reunión y voy al servicio. Me dirijo a mi despacho y sigo con el trabajo de ayer. Qué paliza.

 

¡Mediodía por fin! En el comedor de la empresa saco mi “tupper” y lo caliento en el microondas. La puta nevera sigue sin enfriar suficiente y mi bebida no está apenas fresca. ¡Joder! No hay derecho.

 

La tarde se hace más llevadera. El jefe no ha venido y entre las paradas para el cigarrito y los viajes al servicio pasa volando. Me ha llamado mi mujer (bueno, me ha hecho una llamada perdida y le he llamado yo desde la oficina que, total, no les irá de una llamada local) para decirme que vaya al súper, que se ha acabado la leche. Ahora tendré que dar un rodeo con el coche y llegar más tarde a casa. Aprovecho que estoy en el súper y compro unas patatitas, cerveza por si acaso y papel higiénico humedecido, que está en oferta.

 

¡¡Por fin en casa!! Pijama, cena y cervecita en el sofá. Por fin me siento delante del televisor a ver qué me cuentan los informativos después de una dura jornada laboral.

 

¡Comenzamos bien! Para abrir boca y aún con la cena en la garganta van y dicen que la cifra de muertos en Melilla asciende a quince ya. Además muestran imágenes de gente desnutrida, dejada de la mano de Dios en un paso fronterizo, tras unas vallas de alambre de espino. Madre de Dios. ¿Es que no piensan hacer nada? Pobrecitos. Ellos solo quieren venir a nuestro país en busca del sueño prometido. Seguro que si supieran cómo estamos aquí se lo pensarían antes de jugarse la vida. El único problema que hay es que los inmigrantes que viven aquí, vuelven a sus hogares de vacaciones con un Mercedes y cuentan a sus paisanos que aquí han encontrado la felicidad. Que tienen un trabajo digno en el que no han de hacer mucho, que el estado paga los estudios a sus hijos, que subvencionan la alimentación de la familia y cada nacimiento y que por si fuera poco tienen médicos gratis. ¡¡Claro coño, a mi me dicen eso y también voy a donde me digan!!

 

Tras unos instantes de pensamientos vacíos me doy cuenta de que nadie llora a unos muertos si estos son inmigrantes y menos aún, si estos solo llegan a mí mediante la televisión. Han encontrado quince cadáveres en la frontera con España, pero lo poco que se escucha en las calles, debates e informativos es si el gobierno dice esto o aquello sobre la actuación de la Guardia Civil. Los medios de comunicación nos han acostumbrado a ver muertos por inanición, asesinatos, violaciones, masacres. Tal vez nuestro subconsciente haya creado una barrera en nuestra mente que convierte en ficción cuanto vemos en nuestros televisores.

 

¿De quién es la culpa del exceso de inmigración ilegal? ¿De nuestro país, que no toma las medidas oportunas en sus fronteras? ¿De sus países de origen en los que la pobreza manda y tan solo unos pocos tienen la riqueza de todo un pueblo? ¿De todos los países desarrollados que tan solo miran a otro lado tras enviar unos cuantos kilos de comida?

 

Quizá la solución no sea levantar vallas más altas. La inmigración es el resultado de la injusticia vivida en sus países y esta no se puede cambiar de un día para otro ni enviando cascos azules ni mandando a un ejército “a luchar por la democracia”. Este es un problema de fondo, de actitud, de manera de pensar y actuar, pero este tipo de problemas son los peores. No es nada fácil cambiar la forma de pensar de todo un pueblo y menos aún si estos se ven gobernados por un poder que esconde la realidad y acalla la reclamación de justicia con ejércitos. Además, los únicos países en el que los desarrollados intervienen, son en los que se puede sacar tajada. ¿Qué más da si hay guerras civiles en África desde hace más de veinte años si en ellos no hay riqueza para extraer? Aunque ahora que lo recuerdo, en Sierra Leona hay minas de diamantes, dictadura y rebelión del pueblo y aún así, las organizaciones internacionales no intervienen. Ahora sí que no entiendo nada. ¿Tampoco es el dinero lo que hace mover el mundo?

 

Buf, qué complicado.

 

Veo que se está haciendo tarde y yo ya tengo suficientes dolores de cabeza. Voy a jugar un rato al Call of Duty y a la cama que mañana me espera otro duro día de trabajo.

 

Buenas noches.

Vierenes 7/03/2014

BORJA HEREDERO

Sentado en mi cómodo sofá pienso en toda esta semana de opiniones y solo puedo sacar una conclusión.

El conflicto en la frontera con Melilla no es mas que un reflejo de la falta de humanidad que tiene nuestro mundo, deberiamos plantearnos nuestra forma de actuar de ahora en adelante.

 

Cientos de personas pierden su vida, se despellejan a diario en un muro de alambre y espinas con total certeza de que el precio que pueden llegar a pagar es inferior al que ya se esta cobrando su vida en el que es su tierra natal.

 

¿Cómo te sentirias tu teniendo el sueño prometido a poco mas de 6 metros de altura? La vida que están teniendo los inmigrantes marroquíes es suficiente dura y cruel como para que además se levanten a diario viendo a escasos metros su futuro, un futuro lleno de habladurías y sueños de grandeza que solo un muro y 4 guardias con una bandera Europea custodian.

¿Tú que harías?

 

No se trata de un tema de Instituciones internacionales, de gobiernos o países se trata del sentimiento de cada uno, de aquello que no sentimos al ver desde la distancia como las personas mueren por una vida que a nosotros en cientos de ocasiones tachamos de dura e injusta.

 

Podría pasarme la noche argumentando motivos por el cual nuestro comportamiento es injusto y desconsiderado, pero en la vida, la cantidad de ocasiones en las que un grano de arena hace montaña son pocas, pero dejarme deciros que como mínimo hay que intentar ser lógico y no cometer desaires contra aquellos que anhelan la tierra que pisamos.Merecen un respeto y una oportunidad.

 

Yo seguiré pensando en la forma de poder ayudar aun que sea un simple grano de arena con ansias de ser un día montaña...

 

 

 

Frase del Director

 

 

* El alambre y las espinas jamas han sido freno para el sueño eterno*

 

 

 

 

 

 


 

 

sábado 8/03/2014

NACHO FERNÁNDEZ

"Expresador" invitado

 

Suelo mostrarme bastante optimista frente a la gran mayoría de situaciones. Tanto a nivel personal como ante aquellas que afectan a otros. Pero en este caso, en lo referente a los inmigrantes en Ceuta y Melilla, me invade la desazón.

 

Y es que no parece haber una solución correcta al problema.

 

Si les atendemos bien a todos y tratamos de ser humanitarios: somos tontos, somos la ONG del mundo, vienen aquí a aprovecharse de nuestra buena voluntad. ¿De verdad todavía vale el discurso demagogo de que por unos pocos el resto son iguales? Esa gente huye de atrocidades y crímenes contra los derechos humanos que ni nos imaginamos. Por muy mal que lo estemos pasando, no hay punto de comparación con lo que ellos viven allí. Sólo hay que tener en cuenta que se están jugando la vida para entrar en España y no podemos, bajo ningún concepto, acusarles de la mala situación económica o social de nuestro país. Ni tampoco de su empeoramiento. Alguno dirá: “pues si tan generoso eres, prueba a acogerles en tu casa”. Pues seguramente esto tampoco ayude en nada, porque esta gente necesita mucho más que un trabajo o un techo, necesita una nueva vida, y hacer eso requiere realizar un esfuerzo entre todos. Quizá también habría que hacerles ver que aquí no van a encontrar el maná… no sé qué tipo de desalmados les venderán (literalmente) el “sueño de Europa”; aún así, repito, cualquier situación vital que puedan desarrollar aquí, por precaria que sea, siempre será mejor que lo que ellos ya tienen. Sabiendo esto, ¿por qué no intentarlo? Sabiendo aquello, ¿cómo no darles la oportunidad de reescribir sus vidas?

 

Pero claro, el hombre es egoísta por naturaleza y como he dicho, incluso ante esto soy optimista y quiero pensar que entre aquellos guardias civiles que veíamos en los vídeos de TV, entre su impasibilidad y sus disparos “al agua, siguiendo el protocolo”, quiero pensar que habría alguno cuyas tripas debían estar revolviéndose y su conciencia gritando: “¡Qué horror, qué desgraciados, ojala no tuviéramos que actuar así!”

 

Porque cuando nos va mal, a nivel de nación, es difícil permitir que otros de fuera vengan a refugiarse en nuestras fronteras. Es difícil mostrar hospitalidad cuando nuestros recursos apenas llegan para los de casa. Así sólo nos sale actuar de forma cerrada, inhumana, despreciable. Pero nuevamente, vienen huyendo de cosas peores que lo que tenemos aquí y de momento, no parece que haya nada que les vaya a disuadir de querer entrar por todos los medios en Europa.

 

Deberíamos desterrar tanto el patriotismo de hojalata y mirarnos el ombligo como la actitud ingenua de querer ayudar a todo el mundo… pero volvemos a lo mismo: no parece haber punto medio ante este problema. Podríamos invertir todos los esfuerzos en solucionar el problema de raíz (mafias, injusticias, guerras) o podríamos empezar por cambiar nuestra forma de ver el mundo y a sus habitantes. De manera más crítica, más constructiva, más humana. Ni todo es malo ni todo es bueno. Ni blanco(s) ni negro(s).

 

Tampoco gris. La gente suele decir que el mundo es una escala de grises, pero yo prefiero pensar que es multicolor.

 

Siempre hay lugar para el optimismo.

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