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Lunes 31/03/2014

CAROLINA FIGUERAS

 

Sanidad “Pública”

 

Cuando metes a un caballo de Troya incendiario dentro de una fortaleza, te lo destruye todo, actúa como un cáncer y pocas veces se cura. O como decir que han fichado al ideólogo de la privatización como asesor de sanidad.

 

Nos estafan porque a los dirigentes del sistema lo único que les importa es llenarse los bolsillos y reventarlo todo. ¿Por qué sino Patricia Flores viceconsejera de Sanidad es experta en economía y no en medicina? Y, ¿por qué Antonio Burgueño, ex presidente de Adeslas (seguros privados), es ahora asesor de la Consejería de Sanidad y por extensión; el encargado del proceso de privatización de la misma?

 

Cada vez hay menos profesionales porque las condiciones son nefastas, los sueldos vergonzosos y los servicios tercermundistas. Si siguen los recortes, nos vamos a quedar sin hospitales, sin sanitarios y sin infraestructuras. Están destruyendo los derechos fundamentales, los derechos humanos por los que durante tantos años el país ha sido envidiado. Están dejando a millones de ciudadanos al borde del abismo de la pobreza y la exclusión social. Nos están dominando bajo una presión casi asfixiante, nos lo van a acabar quitando todo.

 

Y yo me pregunto, ¿con qué fin? A lo mejor es por copiar el sistema del país miraje por excelencia? Pero no lo creo, eso es un engañabobos para distraernos, como siempre y así poder meterle mano a otro saco de dinero. Creo que la situación es mucho más grave de lo que ellos mismos se piensan. Hacen estadísticas de malnutrición a la baja, nos toman el pelo, nos humillan, nos dejan en la estacada cuando por motivos de trabajo hemos tenido que irnos a otro país (por su culpa) y al volver nos quitan el derecho a la sanidad.

 

Nos convierten en ciudadanos de nadie y como tales algún día les tendremos que responder y por el bien de todos, espero que sea pronto.

Martes 1/04/2014

ABRAHAM HUNT

 

 

 


 

Este mes me ha tocado un tema directo personalmente.

 

Sanidad: La sanidad para algunos es el ir al medico cuando tosen 3 veces y esperar 3 horas para que los atiendan 3 minutos, un medico seguramente que no es ni de este pais.

 

Pero que esta igual de capacitado que otro medico de aqui.

Es llegar a la farmacia, maldiciendo la poca atencion y el exceso de espera y echar el grito al cielo al ver que el medicamento ya no lo cubre el seguro.

 

Sanidad: La sanidad para otros es el echo de trabajar cada dia de lunes a lunes en ambulatorios,Hospitales y farmacias.

Es ver como un medico tiene que atender a 100 personas al dia en menos de 5 minutos por cabeza.

Es ver como las enfermeras doblan turnos para atender enfermos sin cobrar por ello, solo por socorrerlos.

Es ver como el farmaceutico al que acaban de gritar que el jarabe es muy caro, un jarabe necesario no le pagan la medicación que suministra y aun asi sigue dandola para no dejar a nadie sin ella.

 

Y yo me pregunto...

¿Porque toda esas personas que siempre suelen estar enfermas...en fechas señaladas como noches viejas año nuevo etc o verano no lo estan?

Los ambulatorios vacios... los hospitales mas normalitos...

Aqui la gente señala a un unico culpable.

El gobierno que recorta y es muy cierto el gobierno esta matando a la sanidad pero el abuso de muchas personas la dejo herida de muerte... el gobierno solo a usado una escusa para dar el tiro de gracia y mientras muchos se quejan de la mala atencion sanitaria de un pais que tuvo el mejor sistema sanitario a nivel europeo, el sector de medicos enfermeras y farmaceuticos seguimos tirando del barco que se hunde y ademas ayudando a las personas que necesitan atencion sanitaria. 

 

La sanidad se hunde señores... y deberiamos hacer cargo de conciencia en algunos casos...

El estado de nuestra sanidad

 

“Mamá trabaja ahora casi todos los días…no sé por qué, pero me suena que es por una frase que leí un día que fuimos a verla al trabajo. Entramos por una puerta de esas que se abren solas, y en una pared había un cartel muy grande donde ponía –Por favor, enfermen de lunes a viernes, el servicio se reduce el fin de semana-. La verdad es que no lo entiendo, yo no sé cuando me pongo malo, quizás en el cole nos enseñen algún día como se hace eso. A ver si cuando la gente aprenda a no ponerse enferma, los domingos podemos salir con mamá a pasear, como hacíamos antes”

 

Le debemos mucho al avance científico. En solo unas décadas se ha logrado poner a raya multitud de enfermedades y entender mucho más de lo que jamás se habría imaginado el ser humano sobre sus males. Todo esto ha sido gracias a la investigación científica, al avance tecnológico que ha proporcionado nuevos instrumentos más útiles y eficaces y, en el caso de España y demás países con sanidad pública, también se debe a un sistema sanitario que pugna por la calidad de vida de los individuos, reconoce su derecho a ser atendido y curado, todo gracias al ideal Estado del Bienestar.

 

Bien, si repasamos, todo eso es lo que ahora se están “cargando” (como mucha gente dice), es ni más ni menos lo que estamos perdiendo. Los recortes no solamente son en los servicios sanitarios, sino también en investigación y por tanto el avance se ralentiza. El sistema se encarece y se privatiza, dejando solo el privilegio de ser curado a los que tienen mejor nivel de vida y por supuesto para “ellos”. Ahora hay copago, cierran ambulatorios y hospitales, los servicios se saturan, hay menos profesionales y están cansados y quemados, por lo que no ofrecen un servicio de calidad. La lista sigue y cabrea, indigna y dan ganas de gritar.

 

Hay un aspecto, aún así, y haciendo un poco de “abogada del diablo” que hemos de tener en cuenta. No olvidemos que sanidad no es solo ese sistema de protección ante la enfermedad, de cura, que el gobierno nos debe proporcionar y del que tanto nos quejamos (con razón). Sanidad también es “estar sano”. Recapitulando lo que decía al principio, hemos aprendido mucho más sobre la enfermedad en las últimas décadas, sí, pero también estamos más enfermos. Y ahí señores sí que tenemos parte de culpa, yo la primera.

 

A penas a mis veinticuatro años ya me siento exhausta, psicológica y físicamente. Cada día descubro un dolor nuevo en mi cuerpo, pero sobretodo un nuevo dolor mental, una nueva barrera que superar que rompo lo mejor que puedo pero que no se si supero con demasiado éxito. Apartando cierta hipocondría que reconozco y que me hace temer a males inexistentes, no es normal. No es normal dormir mal a los veintipico, tener unas ojeras de espanto, dolor de espalda, el estomago revuelto día sí y día también y migrañas bestias a temporadas, entre otra cosas.

 

No es normal, pero estoy segura que muchos de los que leen se sienten identificados con lo que describo, más o menos jóvenes. ¿Qué nos pasa? Diría que hay varios factores....Para empezar vamos totalmente en contra de lo que nuestro cuerpo necesita, en todo: las horas y condiciones del sueño, la alimentación, el sexo, el ejercicio físico… no respondemos a nuestras necesidades naturales. En segundo lugar nuestra forma de vida conlleva un constante ajetreo, estrés y preocupación por el pasado y el futuro, por la calidad de nuestras relaciones, por la crisis, por cumplir con la moral social, por ser buenos padres y buenos hijos, por dejar huella en el mundo. Sumemos al cóctel el ambiente contaminado, el humo del tabaco, el exceso de radiación, las pantallas, los móviles, las malas posturas, todo lo que se os ocurra. No vivimos una vida sana y ahí sí que podemos actuar y tenemos una responsabilidad para con nosotros mismos y con los demás.

 

Nuestra responsabilidad es primero cuidarnos y cuidar a los que nos rodean. Y en segundo lugar nuestro deber es… lo que he dicho demasiadas veces, no permitir que nos quiten lo que con tanto esfuerzo nos ha costado conseguir y que al fin y al cabo es de y para todos. Acabo mi opinión como siempre…Nuestro deber es luchar y actuar y apoyar a los colectivos que están jugándose el cuello por defender esos derechos que nos quitan.

Miércoles 2/04/2014

ANNA BAÑON

Jueves 3/04/2014

FRAN HURTADO

La sanidad, al igual que la educación, ha sido uno de los derechos que ha ido de más a menos. Durante las épocas de bonanza, gozábamos de un servicio completo, al nivel de un país industrializado. Sin embargo, la austeridad nos ha llevado a índices tercermundistas, a pesar de que algunos aspectos no desprendan directamente de ésta.

 

La sanidad, al igual que el resto de sectores, vivió durante muchos años en una burbuja insostenible que, finalmente, explotó. Las consecuencias las tenemos a la orden del día… hospitales fantasma, subvenciones intangibles y una lista de cambios que no van a llegar.

 

El exceso, al igual que sucediere con las hipotecas, los créditos e incluso los ladrillos, nos llevó a abusar. Pedir, pedir y más pedir fue nuestra actitud... Y tarde o temprano nos tenía que pasar factura.

 

Cualquier síntoma, por muy simple que fuera, era motivo para acudir al médico, a urgencias: fiebres, dolores de cabeza, picor en la garganta o un mísero moratón hecho con una goma de borrar. Jamás valoramos prudentemente las dolencias, jamás tratamos seriamente el sistema y, desgraciadamente, cuando nos hemos dado cuenta, hemos perdido la credibilidad. Debemos ser sinceros, hemos ido chupando del bote hasta que ya no se pudo más.

 

No obstante, las directrices tomadas por el gobierno y los organismos competentes, no han sido las correctas. Cierto es que nos hacía falta un pequeño “tijertazo”, o más bien dicho, un control de gastos, pero privar de salud al pueblo sólo puede desarrollar otra cosa… su empeoramiento. Un pueblo sin salud, es una enfermedad sin remedio, una infección sin antibiótico... Una masa que campa a sus anchas sin beneficio alguno.

 

El uso de la tijera, muy desproporcionado a mi parecer, ha dejado tirados a miles de enfermos, ha privado la vida a otros y ha jugado con la ilusión y la esperanza de muchos más. Colas enormes en las salas de espera, pacientes encamillados en pasillos de hospitales, centros de salud abarrotados, listas infinitas para una operación, ayudas volatizadas y muchas cosas más de las que no me atrevo a mencionar nada. Me duele sólo en pensarlo.

 

Un país como España, Cataluña o cualquier otro que pueda imaginarse, no debería dejar morir así a su gente, personas que se levantan cada día para dar forma al futuro y mirar más allá de la amargura. Los políticos no deberían fijarse sólo en las cuentas, sino que deberían ponerle corazón y sentimiento a su trabajo, poniéndose en la piel de los que no tienen la suerte de disfrutar de una sanidad privada o llevar una dieta equilibrada. Los políticos de este país, o cualquiera que pueda imaginarse, deberían valorar a sus conciudadanos como personas, no como cifras o porcentajes.

 

La sanidad privada, es lo mismo que tener un Maseratti o un Cartier, un privilegio al que muy pocos pueden acceder… Una realidad distorsionada que pretende esconder las penas y el sufrimiento de muchas familias que, si confiaban en la medicina, solamente pueden aferrarse a la fe. Una fe no estrictamente religiosa, sino un rayo de luz que les permita soñar con que esto cambie, porque la privatización es un retroceso, un punto más de esclavitud.

 

La sanidad pública, es la madre de la sanidad privada y, sólo por eso, se merece un respeto.

 

 

 

 

 

 

 

 

Viernes 4/04/2014

BORJA HEREDERO

A mi manera del ver el mundo, actualmente puedo ver la sanidad de este país reflejado en un encefalograma plano, un una enferma mas de esta crisis que poco a poco ha ido cayendo como muchas de nuestras virtudes pasadas.

 

Herida gravemente por un tijeretazo, un puñal profundo en el centro de su sistema ha mermado su grandeza. Aquel sistema sanitario que fue envidia del mundo entero pocos años atrás, sistema que nos ha llevado muchos años ha ser el país con más donantes de órganos de Europa y capaz de realizar mas de 70 trasplantes sincronizados en un mismo día.

 

Estamos dejando desangrarse a una de nuestras bases como país, un privilegio echado a perder y que si no respondemos pronto morirá irremediablemente.

 

Cierto es, el usuario ha perdido la paciencia, cansados de este sistema sanitario pagamos con el menos culpable la resignación de nuestros males, cargamos de responsabilidad a ese pobre recepcionista de urgencias que nos dice que hemos de esperar 3 horas para ser atendidos por otro pobre enfermero que atiende a mas personas por hora de las que debería y con total seguridad examinando casaos muy alejados de su especialidad.Todo y con eso es fácil quejarse y contrariares con ellos, sin ser conscientes que ellos son una víctima mas de los recortes.

 

Tenemos que ser lógicos y darnos cuenta que el ciudadano no siempre es una víctima, que en el caso

de la sanidad es un claro ejemplo de perdedor, pero a su vez, culpables de esta situación critica

en nuestro país.

Hemos vivido a un nivel superior, hemos visto el mundo a nuestros pies sin pensar que el tiempo de las vacas flacas podía volver y ahora todos lo estamos pagando.

Cierto es que muchos se han llenado los bolsillos a nuestra costa, pero ahora nos vemos en una situación jamas vivida, con nuestras necesidades básicas comprometidas por un comportamiento lleno de egoísmo y soberbia.

 

No digo que tengamos lo que nos merezcamos, pero si digo que si queremos mejorar debemos empezar a trabajar.

 

 

 

Frase del Director

 

 

 * Cuando llegue mi ultimo suspiro que sea por razones naturales, no por falta de manos experimentadas...*

 

 

 

 

 

 


 

 

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