
LaPutaVerdad
Lunes 09/06/2014
ABRAHAM HUNT


Es domingo, dos amigas quedan un domingo por la tarde, típico día de confidencias después de una noche de sábado de locura.
Se ponen a hablar, ayer fue una gran noche de locura, bailamos, bebimos y conocimos a mucha gente piensan las dos, se ríen y se divierten recordando esa gran noche.
- Pues, ayer me fui con el chico que conocí anoche, terminamos... ya sabes... conociéndonos un poco mejor
- Ya me lo suponía, le contesto su amiga, con normalidad
Empieza una larga conversación de horas sobre todo lo que paso esa noche, detalles pero tampoco excesivos, pero en ningún momento se baja la voz por temor a que alguien les escuche, no es nada raro, seguramente los de al lado no estén escuchando y si lo hacen tampoco se van a sorprender.
Nos juntamos grupos de amigos y por casualidad o no, siempre se termina hablando de relaciones, sexo, sin ningún pudor. Nadie te mira mal por qué lo hagas y lo cuentes y por supuesto nadie te mira mal por qué no lo hagas o por qué no lo cuentes, hay respeto.
Ahora echemos la vista atrás, pero no tan atrás, hace unos años, no cuando nuestros padres eran jóvenes, vayámonos a más cerca, ¿era tan normal hablar de estas cosas? y si dos chicas se sentaban en una terraza y contaban sus experiencias ¿alguien las reprendería? ¿alguien las miraría mal? seguramente sí, los tiempos han cambiado en muy poco tiempo. Se puede pensar que se ha perdido el pudor, que los jóvenes se acuestan con cualquiera, pero no es así no todos los jóvenes se acuestan con cualquiera, pero es verdad que en general se ha perdido el miedo a hablar de algo tan natural como el sexo, tan natural que si no existiera tampoco existiría ninguno de nosotros.
Me gustaría saber si te gusto
Si tu sonrisa nace con mi mirada
Si el roce de nuestras manos es posible.
Me gustaría soñar con que algún día nuestros cuerpos puedan unirse en uno solo.
Me gustas me gustas mucho.
La evolución de las personas
La vida creciendo a pasos agigantados
Agita nuestro mundo de forma constante
Sufrimos cambios como terremotos subconscientes
Y lo que un día nos parece bonito pasa a perderse...
La consciencia se queda adormilada
Por el abrazo del exceso de valentía
Ahora las palabras bonitas
Son solo palabras
Ahora ya no es lo que era
Me gustaría saber si tienes ganas de hacerlo conmigo
Porque me pones
Porque tengo ganas de hacértelo
Estás muy bueno/a
Quedamos y lo hacemos?
El romanticismo
Que creaba la gracia al amor
Abandona el espectáculo sin pedir la devolución de la entrada
La pasión gana la partida
Y el exceso se queda con el tablero de ajedrez
Los te amo pasan a segundo plano
Las sonrisas y caricias son rutinas
Y la timidez no nace ni crece en las ramas de esta generación
El amor
Vacío de esperanza
Espera que crezca de nuevo el romanticismo una vez más
Quizá el Romanticismo ha cambiado
Y el amor ciego del mismo no quiera verlo...
Pero yo me quedo con sonrisas y miradas
Me quedo con el miedo de saber
Y la sorpresa de descubrir.
Todo es muy diferente ahora mismo
Todo evoluciona
Algunos decidimos echar a volar
Y perdernos en el pasado
Todos somos libres de elegir como amar
Como hablar sobre el amor
Sobre el sexo
Que antes se conocía más como pasión...
Quizás somos algunos románticos perdidos
Los que creemos que el amor en esta vida es el motor que mueve todo
Incluso hasta lo más primitivo como es el sexo...
Porque el amor sin sexo
Y el sexo sin amor
Es como un pájaro sin alas
Como querer volar y caer al vacío
Como querer encontrarse y seguir perdido.
Martes 1o/06/2014
LUCIA HERRERO

El sexo es parte central de una vida sana y equilibrada, mi querido y controvertido Freud me enseñó ya de adolescente que las pasiones primitivas y alocadas que sentía por algunas chicas de clase más allá de estar mal y ser motivo de sanción, eran la respuesta más lógica a una maestral mezcla de filogenética en busca de brotar entre mis piernas, y una cultura cada vez más abierta en el tema sexual, aquellos años de fin de milenio supusieron mi despertar sexual, un despertar culpable seguramente y del que ahora me río a carcajada límpia, pero, es que soy el mismo que hace 15 años? La respuesta es no, y me alegro de haber desmitificado el sexo, pues una vez lo integras cómo algo cotidiano y que no debe ser cómo en el cine, que tan bonito y perfecto lo pinta, aprendes a disfrutar del desastre del primer beso, de los nervios de la primera vez, de ir cogiendo experiencia y sobresaltarte actuando casi autómatamente cuando nadie parece haberte enseñado a hacer X cosa, todo es maravilloso cuando tienes la mente sucia.
A menudo me asalta la duda de si soy tan liberal cómo creo en cuánto al sexo, partiendo de la base que el concepto liberal para algunos sea uno y para otros es otro diferente, mi visión del sexo en el siglo XXI es que una vez nos hemos desligado un tanto de la función reproductora y hemos dejado atrás ciertas normas sociales que acotaban éste acto a la institución del matrimonio, hemos explorado cuán bueno es el sexo.
El sexo hoy día para mí es un intercambio de placeres, atenciones y cooperación para que ambas partes acaben satisfechas con la experiencia, sin que por ello medie entre éstos una etiqueta estandarizada, claro está que habiendo tenido sexo sin pareja y con ésta, el sexo en pareja se me antoja diferente, no se precisar si mejor o peor, pero no creo que sea lo mismo mantener relaciones con tu pareja que con un amigo especial. De éste modo, y sin acotar superfluamente el acto sexual, se consigue deshinibir el deseo de tener sexo con alguien, hacerle partícipe de tu sana intención y con más o menos gracia propiciar un encuentro poco planificado y dónde reina el eros, no concibo nada en ésta vida sin la locura y la pasión, locura por lo que hago, los que me rodean y locura por quién deseo, pasión para pintarlo todo con una acuarela roja y dibujar caricias en el lienzo de una piel receptiva y deseosa de ser pintada con el más preciso pincel.
La sexualidad cómo medio para que la vida se perpetúe es la base de muchos actos que a diario de manera soterrada hacemos, nos pavoneamos, nos acicalamos las plumas, nos enparejamos, hacemos el nido, nos apareamos, y una vez pasa ese furor, te desencantas y vuelta a empezar, el hervidero de sensaciones que tiene el humano en edad reproductiva son difícilmente sostenibles sin una moral sexual que si bien antes era muy férrea ahora es inexistente, lo que no es erótico no se valora tanto a mi modo de ver, hoy día el sexo es tan público que rara vez escapas de él, y si bien estoy a favor de la libertad sexual y la humanización de éste, cabe acotar que la libertad de uno acaba dónde empiezan los derechos ajenos, asimismo podemos recordar que pese a ser una cuestión de biología pura y dura, como todo en nuestra sociedad está pintado con las acuarelas de la cultura, la edad, la cohorte y un sinfín de criterios que hacen que la sexualidad sea tema central en muchos debates, la satanización del acto sexual y sus derivados por la moral judeo-cristiana tiene cómo resultado que mucha gente tiene tabú en hablar del tema, y mucho más en enseñarlo como parte de una educación en salud, la risa generalizada cuando hablamos de sexo denota que aún tenemos interiorizado que es cosa de ámbito personal.
Ya que nuestro cuerpo es nuestro, que nadie nos diga lo que tenemos que hacer con él.
Miercoles 11/06/2014
MIGUEL P.CAMPOS

En una frase… ¿Qué es para ti el sexo?
“Sexo es pasión” “Sexo es una forma de satisfacer los deseos físicos” “Sexo es la mejor y más íntima forma de conocer, compartir, expresar y disfrutar. Es otra forma de relacionarse” “Sexo es reproducción”, “Sexo es algo desconocido”, “Sexo es intercambio de fluidos”, “Sexo es una muestra de amor entra dos personas que comparten algo más que deseo carnal…amor”, “Sexo es una actividad en la que interviene algún órgano sexual”, “Sexo es desfogue de un placer egoísta, una liberación de la intimidad”, “Sexo es liberación mental, física y esencial”
Siempre pensé que si algún día tenía que hablar de este tema querría decir muchas cosas, que tenía una filosofía del tema bien definida y sufrida, que cabía defender a todas todas, independientemente de la opinión ajena. Y aquí estoy, sin saber que decir, sentada en la cocina con una tostada a medio hacer y la cabeza en todas partes.
Sexo
Una palabra tan corta y tan compleja que da vértigo, porque de corta que es… se queda corta, es imposible que en cuatro letras quepan tantas perspectivas y que más o menos todos tengamos un consenso de su significado. Me he tomado la libertad de hacer un poco de “detective” y tras preguntar a muchas y muchos “¿Que es para ti el sexo?” En un inicio mucha gente no ha sabido responder, nada más que balbucear que es una pregunta muy complicada.
Lo complicado no es la pregunta, si no la respuesta, porque para todos imagino que implica demasiadas cosas indefinibles… tanto físicas, como emocionales. Así que ahora voy a dejar de lado el hoy, porque bien sabemos que todo lo que hay alrededor del sexo ha evolucionado mucho en las últimas décadas, y lo seguirá haciendo.
Entonces la pregunta estrella, que me lanzo a mi misma… ¿Qué es para mí el sexo? Y tras unos momentos en blanco diría…
Una máscara que se marcha con la ropa, una expresión íntima e intensa de uno mismo al otro, sin las restricciones que nos asaltan siempre. Es aquello totalmente compartido, una forma de decir lo indescriptible, y por ello ha de ser libre de expresarse… Libre… ¡Es libertad hecha piel, es la emoción y el beso, es una forma de amar, sea por años, por días o por un solo instante!
Y ahora, que se ha vuelto aparentemente tan libre y aceptado, lo perdemos porque es una libertad falsa, que esconde puro individualismo y egoísmo, en su mayoría, ya que no hemos aprendido todavía a respetar al otro. No importa si es sexo esporádico, salvaje, tierno, si hay o no enamoramientos de por medio, no importa hombre o mujer, no importa la raza, el momento o el lugar, no importa si no hay compromiso, si es con varias personas a la vez o uno solo, no importa la tendencia, no importa el tipo de erotismo, ni el fetiche, no importa si detrás ha habido copas o rosas, ni si acaba bien o acaba mal… sea cual sea su forma la verdadera libertad la encontraremos cuando seamos capaces de entender que cuando otra persona se desnuda para nosotros, nos muestra su esencia más interna y auténtica, y eso hay que cuidarlo, mimarlo y tratarlo como se merece.
Jueves 12/06/2014
ANNA BAÑON

Siempre ha existido el sexo. Formal. O informal. En todas sus variantes. También las drogas. Las que mataban o las que con suerte, tan solo te dejaban algo más tonto. Hasta hace poco, el aborto era pecado. Ha avergonzado a generaciones de mujeres que escondían un aborto como si del mismísimo demonio se tratara.
También puedo hacer hincapié en la violencia de género. Miles de mujeres maltratadas se han protegido durante décadas tras sus lágrimas por la falta de amparo de la sociedad. La mujer maltratada callaba y agachaba la cabeza. El hombre no tenía la culpa. Fin de la cuestión.
Podríamos enumerar una larga lista de cuestiones que en su día fueron tabú, y que ahora, se han convertido en el pan de cada día. Temas que antaño se ocultaban entre las cuatro paredes de cada familia y que ahora ocupan portadas, telediarios y esquinas de cada barrio.
No hay más que salir a la calle, dejar de lado nuestra realidad virtual amparada por nuestro smartphone de última generación y mirar a nuestro alrededor. Todo el mundo habla de sexo. Cientos de jóvenes cada fin de semana alardean de sus rollos de discoteca a pleno pulmón, delante de ancianas escandalizadas por las barbaridades que nunca creyeron que llegarían escuchar de boca de una niña.
La televisión habla de sexo. Los anuncios publicitarios son muchas veces puro sexo. La falta de sexo en una pareja se considera un problema por el que muchos terminan sentados frente a un psicólogo.
Todo el mundo se droga. Y sí, porque el alcohol, en menor medida, es también una droga. Desde jóvenes a mayores, la sociedad no sabe disfrutar sin alcohol. Los chavales que se sientan cada tarde en el banco de debajo de casa ya no ocultan el porro. Los fines de semana los baños de las discotecas se llenan de jóvenes que consumen polvos blancos y ya no asusta a nadie.
Cada día, cientos de farmacias venden la pastilla del día después y los hospitales se llenan de mujeres que ejercen su derecho a abortar (todavía). Niñas llevan a cuestas abortos como si suspensos del colegio se trataran.
Ahora, las mujeres denuncian. Ya no tienen miedo. Las violaciones se saben. Con suerte, los delincuentes terminan en la cárcel. La mujer maltratada busca amparo en su familia. En la sociedad. Existen números gratuitos para denunciar a los malhechores de esta lacra. La policía protege. La vergüenza no es ella, es él.
Y es que, señores y señoras, el hecho de que las cosas hayan cambiado y lo que en su día fuera un tema tabú, ahora sea como el pan y el queso, tiene sus aspectos buenos. Existe la información. A disposición de quien quiera, cuando quiera y cómo quiera. Sabemos los peligros del sexo sin protección, sabemos lo que conlleva un aborto y sabemos que con algún porro de más quizá tengamos alguna neurona de menos. Sabemos.
Aunque, por supuesto, quizás el exceso de información conlleve que ciertos temas, al dejar de ser tabú, se normalicen tanto que incluso en esa normalización, a veces, encontremos el peligro.
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Viernes 13/06/2014
IRAIDE OLALDE

Mujeres del siglo XX1, ¿no os sentís a veces ofendidas, avergonzadas y hasta intimidadas de la forma de mirar de la gente del sexo contario?
Que época es ésta, llena de acosos, obsesiones, traumas y problemas mentales. Vivimos en una era con problemas que no deberían existir porque lo único que aportan es miedo y pavor.
¿Donde ha quedado el sexo con amor que es amor eterno, y no el sexo sin amor que es como un agujero negro?; que si impregnas con fantasía tiene un color precioso y necesario, pero cuando esa esperanza se va, todo vuelve a ser oscuro y tenebroso.
Aquellas citas preciosas, románticas y únicas, pequeños detalles que marcan la diferencia, tan solo dándole un toque de dulzura y cariño, como si de un fino filme de cine con olor a alquitrán se tratase.
Centrándonos en el tema del sexo en la actualidad, sigue habiendo muchos tabúes, la gente es libre de hacer lo que quiera para saciar su amor, porque en el fondo es el antídoto a todos los problemas.
Algunos recurren a sexo online, otros se quedan reprimidos en casa esperando al amor de su vida, algunos conocen gente e intentan encajar, recurrir a la prostitución, etc
Solo os dejo un pequeño poema para endulzar vuestros corazones y llevarnos al mundo de los sueños:
Los invisibles átomos del aire
En derredor palpitan y se inflaman,
El cielo se deshace en rayos de oro,
La tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonías,
Rumor de besos y batir de alas;
Mis párpados se cierran... —¿Qué sucede?
¿Dime?
—¡Silencio! ¡Es el amor que pasa!
G. A. Becker
Sábado 14/06/2014
INVITADA EPECIAL
